Hoy he tenido un
recuerdo donde aparecías, nuestro primer encuentro. Te miraba receloso; tú
estabas acobardado, con el paso de los días entablamos una gran amistad.
Todos los días paseábamos, ibas a mi lado, al cansarte te sentabas y me
lanzabas una mirada diciendo «hasta aquí hemos llegado». Luego te abrazaba y te
llevaba de vuelta.
Sé que nunca más
encontraré a nadie tan fiel como tú, solo he visto esa fidelidad en ti. Nadie se
ha alegrado tanto de verme como tú. En los días buenos y en los días malos
siempre estabas ahí, sin decir nada, te quedabas a mi lado acompañándome con tu
cariño incondicional.
Hubo momentos en los
que no te presté toda la atención que merecías, hoy me arrepiento en vano,
espero que sepas perdonarlo. Procuré hacerlo lo mejor que supe, nuestra amistad
parecía eterna hasta que el tiempo me devolvió a la realidad. Fui un idiota pensando
que siempre estarías a mi lado, por culpa de eso, ahora enumero todas las cosas
que nos quedaron pendientes.
Cuando marchaste me dejaste
vacío, no pude despedirme. Una mañana desperté pero tú te fuiste sin avisar,
emprendiste tu camino para morir. No querías verme sufrir. Te busqué durante
días, miré por todas partes, pero el tiempo me dijo lo que yo nunca quise
aceptar, te habías marchado para siempre.
Hoy me he acordado de
ti y mi corazón ha vuelto a llorar tu perdida. Sigo adelante pero sin mi viejo
amigo con quien viví todos esos dulces recuerdos. Sé que nos volveremos a encontrar
y jugaremos como si esto solo fuese un «hasta luego».
Descansa en paz amigo
mío.
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